Cuando tenía 14 años empecé a hacer atletismo. Como también practicaba baloncesto, me consumía físicamente y duré un par de años combinando ambos deportes.
Cuando me decanté por el atletismo mi rendimiento se disparó, sobretodo porque entrenaba más en serio y mi foco estaba puesto en clasificarme para los campeonatos de España (que conseguiría varias veces).
De todas formas me rompí el bíceps femoral y, aunque lo intenté, nunca volví a correr como antes.
Cuando dejé el atletismo por las lesiones quise seguir corriendo como hobbie, pero no pude mantener la constancia de salir 3 veces a la semana. Aunque sí practico yoga y salgo a correr de vez en cuando porque me encanta las sensaciones que te deja en cuerpo y mente.
Quien sí es un runner desde hace ya tiempo, y es capaz de mantener el hábito de salir a correr es Javier Sánchez, que te contará desde su propia experiencia el impacto que el running o, de forma más concreta, el movimiento puede tener en tu vida.
Te aseguro que cuando acabes de leer este artículo pasarás a la acción, ¿que no? 🙂
¡Adelante, Javier!
“En un par de semanas cumpliré dos años en esto del running”.
Es lo que acabo de recordar, de repente, justo antes de ponerme las zapatillas y salir a sumar más kilómetros en mis piernas.
La verdad es que yo siempre he corrido, pero nunca tan en serio ni con objetivos a largo plazo.
Siempre he sido del rollo fitness, por encasillarlo de alguna manera, y de hecho sigo siéndolo, pero añadiéndole un plus extra: el running.
Poco a poco fui interesándome por esto. Salía a correr varias veces a la semana, intentando llevar un plan más o menos aceptable.
De repente me dio por participar en una carrera de 4 kilómetros (¿a quién se le olvida su primera carrera popular?).
Después a una de 5K, después a otra de 10K…
Uno no se entera bien de que cuando haces algo que te gusta, sale todo.
No soy un súper corredor con grandes marcas (dudo que vaya a serlo), y tampoco un profesional que se dedique totalmente a ello.
Simplemente soy un chico cualquiera que le gusta sentir que todo es posible cuando las pulsaciones se aceleran en cada zancada que doy.
La pasión vence a todo, y en este caso, me apasiona correr.
Pero sí, en unas semanas cumpliré dos años (y los que me quedan), y han sido dos años llenos de experiencias, errores, carreras, sueños…
Al final, todo me ha llevado a donde estoy hoy, a ser un poquito más sencillo y feliz con mi vida.
Para mí el running no es solo salir a correr para buscar un objetivo estético o saludable, qué va.
Significa una filosofía de vida. ¿Por qué? Porque me ayuda a ser más dichoso, a estar más contento conmigo mismo.
Porque me ayuda a ser constante no solo en el deporte, sino también en mis hábitos diarios (estudiar, escribir en el blog…), en mi forma de actuar y de pensar.
Y es que «correr no es solo correr».
https://www.youtube.com/watch?v=_r3SWEGU-HE
Y sí, me refiero a esto. Mejor échale un vistazo, y continuamos con la entrada 😉
¿Por qué no empiezas a moverte?
El filósofo Aristóteles pensaba que la decisión es lo que guía la conducta, es decir, «la decisión es el deseo deliberado de cosas a nuestro alcance».
Verás, la vida está llena de decisiones.
Buena, malas… al fin y al cabo son esas decisiones las que crean un hábito, y ese hábito en un futuro nos hará elegir con mayor facilidad buenas decisiones, o al menos, decisiones que nosotros mismos consideramos acertadas.
Pero, ¿cuál es la buena decisión? Volviendo con nuestro amigo Aristóteles, una buena decisión es aquella que se decanta por el término medio.
Es decir, elegir lo que está entre la carencia y el exceso.
¿Y qué tiene que ver eso con este artículo? Fácil. Me gustaría que reflexionases un momento sobre tu ritmo de vida diario.
Trabajo, estudios, ocio, familia… Las personas viven en estrés constante, y suelen inclinarse por ciertos hábitos que ocupan la mayor parte de su tiempo.
- Ver la TV.
- Jugar a videojuegos.
- Trabajar fuera de horas (sin ser necesario).
- Ir cada día al bar.
- Fumar.
Son acciones que generan entretenimiento, o hacen olvidarnos de los problemas, pero, ¿es así cómo queremos estar en unos años?
Sea por un motivo u otro (responsabilidad, obligación…), al final del día sentiremos que no hemos disfrutado de nosotros mismos y eso a la larga puede afectarnos negativamente.
El motivo de que te esté contando todo esto es que el deporte en su justa medida es una de las cosas más óptimas y beneficiosas para el ser humano.
Realizar algo de deporte cada día (moderado) se situaría en el término medio del que habla Aristóteles.
No hace falta que estés los siete días de la semana realizando ejercicio de forma intensa, ya que no eres un atleta profesional (exceso), pero tampoco debes estar todo el día sin moverte, llevando una vida sedentaria (carencia).
No abandones antes de empezar
Sé que cuando no has corrido nunca, no es algo que apetezca mucho hacer.
A mí me ha pasado. Pero es un deporte que una vez lo prácticas te hace querer más y más. Te sientes cada vez mejor, tanto física como mentalmente, y te ayuda a desconectar de todo.
Además es muy económico y lo puedes practicar en cualquier sitio. No necesitas ir a una pista de atletismo como ésta:
Siempre es genial salir a correr, y es mucho más gratificante cuando vences tus pensamientos y decides que, en vez de quedarte en casa viendo la televisión y comiendo patatas fritas, vas a salir ahí fuera con todas las ganas del mundo a disfrutar corriendo.
Además, cuando regresas te quitas las zapatillas, dejas la ropa tirada por la habitación y te metes en la ducha, vas a estar con una sonrisa de oreja a oreja por haberlo logrado.
Las claves…
- Imponte pequeñas metas. Metas alcanzables, por supuesto. Busca un parque o cualquier lugar cerca de casa y sal la primera semana 2 km, la segunda 3,5, etc. Alterna andar-correr para comenzar. Después, tienes que luchar con muchas ganas y lograr cada una de ellas.
- Nunca abandones. Puedes tener días malos, como todo el mundo. La diferencia está en que tú decides si quieres o no quieres ser diferente y levantar o no la cabeza.
- No te pares, continúa. Aunque te sientas cansado durante la carrera, pega ese empujón final.
- Haz de esto un hábito. La rutina es lo mejor para seguir progresando y para superas obstáculos y barreras. Sal a correr los días que mejor se adapten a tu forma de vida. ¡Márcate una rutina semanal y cúmplela!
- Comparte tus anécdotas y logros con todo el mundo. Es una buena forma de seguir motivado. Anímate y comparte con todos en este blog tu experiencia en el mundo del running, o cualquier ida de olla.
La mejor excusa, y por tanto la más utilizada, es la falta de tiempo. De esto hablaremos más adelante, pero te cuento.
El trabajo, los estudios, cuidar a los niños, etc., «impide» sacar algo de tiempo para realizar algún tipo de actividad física.
Y lo pongo entre comillas porque en realidad, como ya he dicho, se trata de una excusa.
¿Hoy no puedes ejercitarte porque de verdad te es imposible hacer algo de deporte durante 10-15 minutos?
Vale, hazlo mañana. Si se vuelve a repetir el mismo proceso al final se convertirá en un «lo haré mañana» para siempre.
¡Hay qué cambiar eso!
Recuerda: término medio. Te será super útil en tu día a día.
1. Solo o acompañado
Practicar deporte con alguien es muy interesante.
Compartís experiencias, planes, sensaciones… Al final, es algo que inspira y ayuda a seguir adelante, además de pasarlo bien, socializar, etc.
En el caso del running, hay un montón de clubs para corredores hoy en día.
La mayoría son grupos muy majetes, y suelen ayudar bastante si estás empezando a correr.
Aunque también lo interesante hacerlo solo. A veces tenemos que tomar la decisión de continuar en solitario (como en los viajes).
Muchas veces querremos cumplir algún objetivo, o hacer algo diferente, y con alguien que no comparta al 100% tus pensamientos, es imposible.
Por eso, sal ahí fuera tú solo.
Aprenderás a ser más independiente, a entender el aquí y ahora, a comprender que eres capaz de cosas que antes no imaginabas.
Te lo digo porque lo he vivido así.
Cada vez que salgo a correr solo, me doy cuenta de la fuerza que tengo para poder realizar otras acciones en mi vida de manera similar.
Hablar en público, conocer gente, no depender de nadie…
Antes me costaba un montón realizar cosas así, pero al salir a correr solo he aprendido que el miedo es algo que creamos nosotros mismos, y si soy capaz correr más de 10 kilómetros, ¿por qué debería ser tan tímido (por ejemplo)?
Te invito a que pruebes ambas formas, es la mejor manera de crecer interiormente. ¡Luego ya decides qué es lo que mejor te conviene!
2. Aprende de los mejores, no la cagues
Y es que lo ya pifié en su día.
Como ya comenté al principio, nunca he parado de correr, pero tampoco me lo tomaba tan en serio.
Por eso, pensando que ya no era un novato, empecé a correr sin ningún plan establecido, a correr por correr. Y eso está bien, pero no progresaba tanto como podría.
Tenía pensando participar en alguna carrera, por ver de qué era capaz y todo eso. Así que me puse serio, investigué por mi cuenta.
¿No sería más fácil contratar a alguien mucho más experto? Sí, sin duda es aconsejable.
En mi caso, hacía años que leía y estudiaba temas relacionados con el deporte y la salud.
Aun así, a esto de correr tampoco le había dado mucha caña, así que me centré y especialicé en esta rama.
Leí revistas especializadas, libros, artículos científicos, me empapé viendo documentales y vídeos técnicos. Me puse como un loco a investigar.
Para alguien que no esté tan interesado, o parta desde cero, sí aconsejo contratar a alguien. Aprende de los mejores, no la fastidies desde el inicio.
Aún así, puedes seguir mi método, barato y eficiente.
- Lee revistas como Runner’s World, Trail, Trail Run y Oxigeno.
- Libros como Correr con inteligencia (Hal Higdon), Manual del Corredor (Bob Glover, Jack Shepherd y Shelly-lynn Florence Glover) y ChiRunning (Danny Dreyer).
- Webs con vídeos y artículos científicos y prácticos como Soy Maratonista, Foroatletismo y La Bolsa del Corredor.
3. Objetivos y mentalidad
Al principio salía a correr porque me gustaba, me hacía sentir bien y podía conseguir mejorar algunas de mis habilidades físicas, como la velocidad.
Pero era el momento de proponerme un reto: participar en mi primera carrera popular.
Algo sencillo, una distancia corta, 4K (4.000 metros).
La idea no era completar la distancia, porque podía de sobra (uy, que motivado…), sino hacerlo en el menor tiempo posible.
Vamos, que tenía que esforzarme el doble de lo que venía haciendo hasta ahora.
Los entrenamientos fueron duros, pero cada vez que salía de la ducha, afrontaba el día con otra mentalidad.
Al final, llegó el día marcado. Nervios a flor de piel, todavía lo recuerdo como si fuera ayer.
Mi mentalidad estaba en su sitio, sabía lo que tenía que hacer, pero de todos modos… ¡Ay!
Respecto al ambiente, espectacular.
La gente siempre animando, y con todas las carreras que llevo a mis espaldas, nunca falla un ambiente tan agradable y motivador como el de una carrera popular.
El día era cálido, en pleno abril, y además contaba con el apoyo de una persona muy especial en mi vida.
Estos fueron los datos de aquel día:
- La Carrera por el Planeta, 4K (Madrid, 12 de abril de 2015).
- Tiempo – 00:17:00.
- Min/Km: 4:15.
- Posición – General: 20/429; categoría (senior masculino): 11/100.
¡Subidón!
Pensaba que lo había hecho peor, pero la hostia, había hecho un buen tiempo y quedé en una posición muy atractiva.
Dicen que las primeras veces son las peores, pero no sería el caso.
Lo más importante no es la meta, si no el recorrido.
Haber disfrutado de la experiencia fue maravilloso. Pero todo lo vivido anteriormente, los entrenamientos, los descansos… Mereció muchísimo la pena.
¿El resultado? Seguir participando en carrera de 5K, 10K, varias medias maratones… ¡Sigo sumando!
4. Mis fallos, tus aciertos
De todo esto me he llevado una serie de aprendizajes que creo que te podrán ser útiles:
- La respiración: muchas veces nos fatigamos antes de tiempo por no haber sabido llevar una correcta técnica respiratoria.
- Varía tu intensidad: para una mayor resistencia hay que bajar el ritmo. Un esfuerzo algo por debajo de tu nivel máximo te ayudará a aguantar más y a trabajar distancias mucho más largas.
- Varía tus entrenamientos: practica otras formas de entrenar. ¿Corres siempre durante 30 minutos la misma distancia cada día en el mismo lugar? Prueba a correr esa distancia en menos tiempo, a aumentar esa distancia recorrida o a realizar cambios de ritmo durante la carrera.
- La importancia de la musculación: no tengas miedo de los entrenamientos con pesas. Entrena con pesos libres tanto la zona superior como la zona inferior de tu cuerpo.
- Fortalece tu core (la zona del tronco): entrenar correctamente tu core te permitirá conseguir una buena técnica de carrera y mejorar tu estabilidad, entre otros beneficios.
Cuando no corro. ¿Qué me pasa por la cabeza?
Que me tiro de los pelos.
Bueno, no quiero exagerar, pero es como si me fallará algo, me siento un poco menos yo.
Y ojo, no estoy obsesionado, pero cuando te apasiona algo y disfrutas de ello, todo se para a tu alrededor y solo estás tú y aquello que te llena.
Y lo bonito es eso, pensar que sigue ese sentimiento ahí, esa emoción de que el próximo día que salga a correr, pienso dar más de mí, como en la vida.
Ese pensamiento de que muchos no lo están ni intentando, y cumplo objetivos previamente soñados.
Esas ganas de pasar a la acción y no verlas venir.
No aprovechar el día a día, no fijarse metas o viajar, emprender… No, así es imposible llegar a nada.
Así que te aconsejo que corras, y que lo hagas ya. Que corras por lo que más quieres, que corras por ti, que corras a dónde quieres estar. Pero corre, y no pares hasta alcanzar una mejor versión de ti mismo.
La excusa nº 1 que te impide mover el culo y salir a correr
Antes te dije que había una excusa que nunca fallaba y es la falta de tiempo. A veces bien justificada, otras veces intento de “bien” justificada.
Muchas personas se creen que no tienen tiempo.
¿Por qué no cambiamos o avanzamos? Porque se echa la culpa a la falta de tiempo.
Ponte en forma, cambia de trabajo, viaja más… “¡No puedo, no tengo tiempo!”. ¿Seguro?
Cada día tienes 1440 minutos por delante. Son muchos, ¿verdad? Eres tú quien decide qué hacer con ellos. Gastarlos, invertirlos o perderlos (como el dinero, ¿te suena?).
Salir a correr o practicar cualquier otro tipo de deporte no te llevará mucho tiempo. Invierte el que necesites en él siempre que puedas, y no generes excusas superfluas.
¡En ti está la posibilidad de cambiar!
- Moverte activamente: caminar es una actividad al alcance de todos. Olvídate de llevar el coche a todos los lados y ponte a andar. Incluso puedes usar una bicicleta, patines, etc.
No estés todo el día buscando opciones para no moverte. Es algo sencillo, y aunque no lo creas, ya estás dando el cambio.
- «Pasar» de la obligación: si nunca has hecho deporte, no debes sentirte obligado a empezar metiéndote una presión física brutal.
Subir pequeñas montañas, esquiar por la nieve, ir en bicicleta por senderos y caminos, nadar en la piscina, etc.
- En la variedad está el gusto: no te centres siempre en realizar lo mismo. ¿Te pasas horas y horas en el gimnasio? Prueba a salir a correr fuera o a realizar ejercicio en parques, etc.
Además, hay muchísimas clases colectivas de todo tipo, y un montón de modalidades deportivas esperando a ser descubiertas por ti.
- Dedicarte tiempo y descansar: leer libros, ver películas, salir con los amigos o la familia. No todo es hacer deporte, y te ayudará a despejar muchísimo la mente para afrontar los días venideros con ganas y motivación.