Este es un artículo invitado escrito por Elena, autora de Voluntarios con criterio.
¿Has oído eso de “aquel viaje me cambió la vida” o “este voluntariado me ayudó a conocerme mejor”?
Probablemente, porque casi todos los viajeros o voluntarios lo hemos dicho alguna vez.
Y es que es verdad eso de que no somos los mismos antes y después de irnos de viaje.
El conjunto de experiencias, retos y personajes que conoces van creando un poso dentro de ti que pueden incluso transformar tu perspectiva de la vida.
Ahora bien, ¿qué es conocerse a uno mismo?
- Es saber si eres rubio o moreno?
- ¿Es descubrir una de tus pasiones o propósitos en la vida?
- ¿Es averiguar por qué reaccionas de esa manera ante una situación?
- ¿Es conocer tus puntos fuertes y debilidades?
- ¿Es escucharte y aceptarte tal como eres?
- ¿Es hacer las paces con tu pasado?
Quizá sea una mezcla de todo eso. Y obviando la primera, requieren bastante trabajo individual y estar dispuesto a salir de tu confortable burbuja o zona de confort.
¿Y qué pasa cuando lo haces?
“Que te empoderas y te sientes más vivo” y empiezas a ser dueño y protagonista de tu vida.
Por qué todos te cuentan que haciendo un voluntariado te conocerás a ti mismo
Realmente es una oportunidad, pero no te creas que todo el mundo que viaja de esta manera la aprovecha.
A día de hoy, he tenido 9 experiencias de voluntariado o prácticas, unas en el extranjero y otras en España.
Creo que son tantas porque de forma inconsciente he recurrido a ellas por el efecto que tenían en mí.
Ese efecto ha sido permitirme la conexión conmigo misma en los momentos en los que me encontraba perdida; y es que las respuestas estaban clarísimas pero me empeñaba en obviarlas.
Empecé haciendo voluntariados con 18 años porque tenía 3 inquietudes muy fuertes desde pequeña:
- Estar en el campo,
- sentir que estaba ayudando a alguien y
- viajar a África
La forma que encontré de satisfacer las 3 en 1 fue ir de voluntariado. Más abajo te cuento sobre esa primera experiencia y sus efectos, pero el más destacado fue descubrir lo que me hacía sentirme realizada:
– Estar de acá para allá haciendo cosas diferentes cada día, con las manos en la tierra y cosechando alegrías.
Después de aquello tuve que apretar en el estudio para sacarme la carrera de Biología y me fui olvidando de aquellas ilusiones. No sé cómo pero me fui perdiendo por el camino y al terminar ya no sabía que quería.
Fueron unos meses difíciles así que me permití un tiempo para retomar el contacto conmigo, y como todo llega cuando tiene que llegar, me cayó del cielo una oportunidad: Unas prácticas de Biología tropical en Tanzania. Me dieron una beca y me fui.
Volví a conectar y a sentir que iba por buen camino. Definitivamente conocer el mundo y a sus gentes, sentir que aportaba algo útil y aprender eran mis motivaciones.
Mi cuerpo y mi mente me decían que estaba donde debía estar.
A la vuelta lo enlacé con 2 voluntariados en Irlanda y otro en Alemania. Aprendí inglés y muchas cosas más y decidí formarme en gestión de proyectos de desarrollo para aplicarlo en esos viajes.
Gracias a esto encontré trabajo pero la rutina y la comodidad me volvieron a estancar en el camino. De nuevo aquello no era lo que me hacía vibrar y tenía que reaccionar.
Invertí mis ahorros en otro voluntariado al otro lado del charco y a la vuelta di el paso de tomar las riendas de mi vida. Dejé mi trabajo y hoy soy emprendedora de ese sueño: ayudar a otros a que viajen de forma ética y conecten con sus yoes internos gracias a lo que yo voy aprendiendo en mi camino.

En 2016 viajé a Nicaragua para trabajar en un proyecto de conservación de tortugas
Qué es y cómo puede ayudarte a ti
El voluntariado es una experiencia preciosa por lo general y siempre que quieras que lo sea o te dejes sorprender.
Puedes hacerlo en tu país o salir a otro y te integrarás en un proyecto en el que ayudarás a un colectivo o a una comunidad en el proceso de mejorar su bienestar, generalmente a cambio de alojamiento y manutención.
Profundizando un poco más, lo más valioso que obtienes es la experiencia de vivir eso que de otra forma no vas a vivir y el aprendizaje que supone sobre ti mismo y el mundo.
Te lo explico a modo de ecuación:
Un voluntariado te da la oportunidad de entrar en una rutina muy diferente a la tuya e inconscientemente saldrán nuevas emociones derivadas de esa situación.
La clave para conocerte a ti mismo está en darte permiso para sentirlas y dejarte espacio para expresarlas. Es el principal paso del proceso de cambio.
3 experiencias de voluntariado y transformación personal
Cintia de www.cintiasloveinaction.com
En cierto momento de su vida, Cintia atravesó una etapa de profunda depresión y enfermedad en la que decidió darse un respiro a través del voluntariado.
Había sido voluntaria en Etiopía y en 2013 viajó a Calcuta para hacer un voluntariado en un centro de acogida de niños. Después de ello se reafirmó en “cómo un viaje de ese estilo te demuestra la importancia de tener recursos para saber quién eres, crecer y desarrollarte”.
Volvió “nuevita” como ella dice, porque aquella experiencia era lo que llevaba anhelando mucho, mucho tiempo. Sentir aquella libertad y paz interior… nada comparables a su “vida anterior”.
Vivió la sensación de ser ella y estar alineada con su misión.
Su vuelta la devolvió a su estado anterior de infelicidad pero ya había probado un poco de aquella medicina.
Un tiempo después acumuló la valentía para dejar su trabajo y tomarse un año sabático, que se convirtieron en dos y en el mayor proceso de autoconocimiento que ha experimentado.
Alfonso de www.algomasqueunviaje.com
Alfonso dejó su trabajo de directivo en una gran empresa a los treinta y tantos porque algo dentro de él no iba bien. Le gustaba, pero algo le decía que en la vida había más que eso.
Como él dice, saltó al vacío y empezó a viajar de voluntario por el mundo, así tal cual. Viajó a la India, Brasil, Bolivia, Camerún…
Puso en práctica lo que mejor se le daba, la gestión de empresas y proyectos, al servicio de quien lo necesitaba y se abrió ante él el mundo de la cooperación.
Después de eso, montó su propio proyecto solidario África a Pedales, con el que cruzó el continente de Oeste a Este en bici con fines solidarios.
Su sueño es montar un ONG y hace poquito lo ha retomado, puedes ver la entrevista que le hice aquí.
¿Crees que esa transformación liberadora hubiera sido posible sin su salto al voluntariado?
Elena (yo misma) de www.voluntariosconcriterio.com
Mi primer voluntariado fue ambiental con mi amiga Aida, producto del primer curso de carrera en el que echábamos de menos prácticas de campo.
No fue en África a mi pesar, sino 15 días de verano en un pueblo del interior del tórrido Alicante que, si bien no me transformaron a nivel espiritual, plantaron una semilla dentro de mí y además me divertí muchísimo.
Aquella experiencia fue reveladora; descubrí algo tan triste como que nuestra interacción con la naturaleza me parecía atroz, muy poco sensible, y desperté nuevas inquietudes como de aprender otras formas de convivencia con la Tierra que habitamos. Y créeme que si no me hubiera escuchado en aquel momento, no hubiera tomado acciones determinantes.
Al principio pensaba que mis voluntariados eran inconexos y que se me estaba yendo la pinza intentando ocultarme algo a mí misma con eso de ayudar tanto a los demás. Pero gracias a estar atenta descubrí la esencia de mi crecimiento profesional: la inspiración de gente inquieta que crea realidades distintas.
2 ejercicios para trabajar tu autoconocimiento
¿Has hecho ya el ejercicio de la línea de tu vida?
Te propongo que lo hagas ya, antes de irte de voluntariado o de viaje solidario, y cuando vuelvas lo revises, a ver qué si ha cambiado algo. Nuevos recuerdos, nuevas sensaciones…
Es un ejercicio de echar la mirada a atrás para ver tu vida con perspectiva, y quizá entonces no te parezca tan “mágica” esa sincronicidad de la que Edu habla en el vídeo.
Conoce tus emociones
El segundo ejercicio que te propongo es más emocional y puedes empezarlo incluso antes de decidir si irte o no de viaje. Así verás la evolución dentro de ti.
Reconoce y explora tus sensaciones y emociones de frustración, depresión, ilusión, bienestar, malestar… No hace falta hacerte yogui o maestro de la meditación, sólo aprender a escucharte.
Y cuando hayas decidido dar el paso de tu viaje, empieza por fijarte en esos detalles del día a día que te provocan sensaciones profundas de bienestar mientras estás allí.
- Puede ser desayunar algo que nunca hubieras apreciado en tu país pero que ahora te sabe a gloria,
- Jugar al fútbol con unos niños peruanos y sentirte otra vez como uno,
- O hablar con una madre de familia en un pueblo de Líbano que te recuerde tanto a la tuya.
En realidad puede ser cualquier cosa, lo importante es darte cuenta de que te están conectando con la vida. De que te hacen sentir verdaderamente bien y van llegando a tu esencia.
Igualmente fíjate en todas las que te dan punzadas o hacen que te remuevas de incomodidad.
- El pensar en lo dura que es la vida para casi todos y por distintas razones
- Lo diferente que es tu país natal de tu destino
- Las relaciones superficiales que has mantenido en tu vida
Esas emociones están ahí, dentro de ti, y no sacarlas no significa que se vayan a ir, más bien se están quedando atrapadas y enquistadas.
Así que ánimo porque a pesar del dolor es bastante liberador.
Existe el peligro de que sientas que tu voluntariado te libera mientras está allí pero a tu vuelta a casa sientas que todo es igual y se te va olvidando hacer la segunda parte del trabajo.
No bajes la guardia.
Continúa el ejercicio de ser consciente de tus emociones.
Y empieza a establecer una diferencia entre lo que te provoca cada situación, la rutinaria y la de tu viaje o “exótica”.
Si hay ansiedad, miedo, alegría… Qué aflora en ti en cada caso.
Ahí empieza tu verdadero trabajo de autoconocimiento. En despertar tu yo interior que estaba bastante dormido por las obligaciones que nos imponemos.
Escúchate y edúcate a ti mismo para descubrir lo que está en tu interior.
Es transformador porque puedes ver todo esto en ti. Y la transformación nace cuando empiezas a ser coherente contigo mismo.
En la digestión de todas esas emociones que te ha provocado la nueva realidad y en ser consciente de que, aunque ya no la tengas delante, ya existen para ti.
Coge las riendas de tu vida
¿Y después?
Después se trata de coger las riendas y ser responsable de ti mismo.
El mundo no se puede transformar sin un profundo cambio de mentalidad de cada persona a nivel individual.
La toma de decisiones es uno de los momentos más difíciles en todo el proceso, pues el miedo al cambio nos suele paralizar.
Tranquilo. Date tiempo para asimilar todo eso, una vez que has encontrado tu camino, se irán produciendo cambios inconscientes, solo tienes que estar preparado para detectarlos y coger esa ola.
El voluntariado es sólo UNA manera, no LA manera
Hay tantas maneras de conocerse a uno mismo como personas en el mundo, ya que es un proceso tan íntimo y personal que no hay reglas. Hay guías, y el viaje, solidario o no, es una pero no la única.
El voluntariado es la manera que yo he encontrado para crecer, si quieres probarla te animo a irte.
Puedes descargar mi guía gratuita de Las 3 claves para irte de voluntariado internacional + Mis 7 trucos para no liarla parda donde encontraras los consejos que necesitas y una hoja de planificación para viajar de forma segura.
Y tú, ¿has ido de voluntariado o te gustaría probar a hacer uno? ¡Cuéntanos!
¡Qué frescura tienes Elena!
Cuando leo artículos como este siento que está llegando el momento. Está llegando el momento de cumplir otro de mis sueños: hacer un voluntariado internacional.
Ya he hecho voluntariado en España varias veces, pero siempre con una sensación de fracaso, de estar haciendo algo que realmente no sirve para nada. Supongo que quien haya hecho voluntariados ya en algún momento ha podido sentir esta misma sensación.
Quiero hacer algo de verdad, que tenga repercusión, que sirva, que cambie el mundo aunque en apariencia siga estando igual. Quiero hacer algo que mejore la vida de la gente (aunque eso ya lo llevo intentando hacer toda la vida con mi trabajo), sobre todo de la gente más necesitada que no puede acceder a los recursos que tenemos en España por ejemplo.
Sigo dándole vueltas.
Gracias por alimentar mi sueño.
Un abrazo
Hola Tania,
muchas gracias por ayudarme a empezar la mañana con tanta ilusión, como te digo siempre, tus palabras son como chutes de ánimo 😉
Pues creo que es muy inteligente hacerle caso a esa llamada. Si ves que es el momento y que tu situación lo permite, a por ello! que nunca se sabe lo que vamos a tener que hacer después ni cuánto nos va a reclamar nuestro negocio… 😉
Sí, a mi también me ha pasado, es de lo más frustrante querer colaborar en algo e invertir tu tiempo, tu dinero y tu ilusión y ver que no está sirviendo para casi nada. Por eso hay que dar en el clavo cuando eliges, pero se puede! que hay muchas iniciativas y sólo hay que encontrar la que está hecha para ti y va a favorecer esa situación para tu transofrmación.
Al fin y al cabo, siempre decimos que es un intercambio por lo que se da y se recibe, y será una inversión en ti misma.
Si te apetece, encantadade que hablemos un ratito sobre ese gusanillo, ya sabes donde estoy 😀
¡Un abrazo y que sigas soñando tan bonito!
Nunca pensé en hacer algo así, pero desde luego que es la mejor manera de salir de la zona confort y de dar lo mejor de uno mismo a las personas que lo necesitan, además uno se tiene que dar cuenta de que aquí no nos falta de nada y que no valoramos lo que tenemos.
Hola Ana!
Gracias por tu comentario. La verdad es que es una buena forma de hacerlo sí, 😉 Puede ser una experienciamuy muy enriquecedora para uno mismo para crecer y darnos cuenta de muchas cosas, y mientras estar colaborando en un causa que necesita ayuda, difusión, visibilidad…
Si te animas, te esperamos para que nos lo cuentes!
Un abrazo,
Hola, Elena! Y a Edu por supuesto.
Buen artículo! La verdad es que se me ha ocurrido algún proyecto para ayudar a los demás y también se me ha ocurrido hacer un viaje largo. Pero nunca se me cruzó hacer un voluntariado. Me has hecho pensar que sería una excelente experiencia en mi vida más adelante, ya que por cuestiones familiares no estoy en condiciones de hacerlo ya.
Es muy ciertl que experiencias nuevas y alejadas lo más posible de lo cotidiano nos facilitan descubrir aspectos de uno mismo que podemos no tener en cuenta.
Para finalizar, y si a alguien le es útil, un buen ejercicio de autoconocimiento es la rueda de los valores. Lo recomiendo.
Eso es todo. Un abrazo!!!
Hola Daniel,
Cuánto me alegro de haber abierto una nueva puerta para descubrir esa versión sin límites que llevamos dentro 😉
Desde luego puedes ser una experiencia muy enriquecedora si uno quiere, así que cuanndo puedas te la recomiendo porque estoy segura de que sabrás aprovecharla.
Muchas gracias por tu comentario y enhorabuena por tu trabajo!
Elena.
Hola Daniel,
Totalmente de acuerdo contigo, yo tampoco descarto hacer algún voluntariado en algún momento a medio plazo, porque tengo la espinita de no haber hecho uno de más de 3 días.
Corroboro la rueda de los valores como herramienta de autoconocimiento, sí señor 🙂
Un abrazo!