Largarse durante una temporada de tu zona de confort no es una decisión fácil. En mi caso, la decisión fue bien meditada, y es que no quería ser una persona mayor en su lecho de muerte que se arrepintiera de no haber hecho las cosas que quería e hizo en cambio las cosas que los demás esperaban.
No me gustaba la idea de que la rueda de la rutina me consumiera tan joven y consideré que un año sabático viajando me podía aportar muchísimo.
Decisión tomada, muy bien. Pero… ¿Qué me llevo para el viaje? ¿Maleta o mochila? La verdad es que una vez aterrizado en Bangkok y al moverme por la ciudad para coger transporte público, etc. me he dado cuenta de que aún llevando prácticamente lo mínimo e imprescindible (unos 20-25kg repartidos en dos mochilas), siempre se puede ir más ligero, sobretodo cuando viajas a países donde la ropa es económica.
Con 3-4 mudas, botiquín de primeros auxilios, neceser y tecnología hay más que suficiente.
Buscar tu hostal con una mochila a la espalda y la otra delante al llevar un rato largo puede llegar a molestar, ¡pero es infinitamente más cómodo que llevar maleta/s! Tener que subir escaleras con la dichosa maleta a cuestas, por ejemplo, no es plato de buen gusto de nadie.
El vídeo que presento a continuación me lo enseñó una persona que conocí en Bangkok en estos primeros días. Se trata de un niño que, observando a su alrededor, no quiere hacerse mayor por varios motivos. Puede parecer un vídeo algo tonto, pero me siento muy identificado con él.
Si el hecho de ser feliz me convierte en un niño, estoy encantado de seguir siéndolo, y ojalá lo sea durante toda mi vida.