
Hace unos años viví en una zona de Barcelona donde tenía un taller mecánico justo debajo de casa.
Llevé mi moto un día para cambiar el aceite y porque fallaba el caballete para aparcarla.
Lo del caballete para aparcar era un dolor de cabeza.
Parecía que se le había salido algún muelle y se movía mucho.
El caso es que el dueño del taller, al que vamos a llamar Gorka, me hizo las dos cosas gratis.
Como lo lees, ni un euro.
Vi cómo en nada cambió el aceite y puso el muelle del caballete con sus dedos gruesos negros, llenos de grasa.
Ese oficio es duro.
Me dijo que no me preocupara, que sólo habían sido 10 minutos y que pa eso estamos.
Era una muy buena persona, con mucha experiencia, y que decidió ayudar a un palurdo que no tenía ni idea de motos.
Muchos talleres se aprovechan de la ignorancia de la gente para estafar, pero él no lo hizo y hasta me dijo dónde comprar el aceite, cómo cambiarlo yo mismo y cada cuántos km.
Cuando me tocó volver a cambiar el aceite, lo compré por mi cuenta pero acudí otra vez a Gorka.
Esta vez le iba a pagar, pero me lo volvió a hacer gratis.
Le obligué a aceptar mi dinero pero lo rechazó y dejó caer los billetes al suelo, como si fuera dinero que no se merecía.
Me quedé a cuadros. Me dijo que no me preocupara y que ya le invitaría a un desayuno.
¿De bueno tonto? ¿Mala persona yo por «aprovecharme»?
Lo más peculiar es que Gorka siempre recibía nuevos clientes a los que ayudaba de esa forma.
Era un currante, echaba 10-12 horas y cobraba poco, con lo que tenía el taller siempre lleno, y cuando quería invitarle a desayunar siempre tenía mucho trabajo.
Hasta que llegó el día…
Pasé por delante, le saludé como de costumbre y le pregunté qué tal todo, a lo que me respondió que mal, que estaba buscando alguien para traspasar el negocio porque no tenía vida.
Tenía dos hijas pequeñas a las que apenas veía, y quería recuperar el tiempo perdido.
Al poco tiempo vendió el taller… La historia continúa pero lo dejaré aquí.
La lección que se puede extraer de aquí es simple: poner límites.
¿Cómo se hace eso?
Si eres una persona bondadosa como Gorka, poner límites no es fácil.
Al final lo que se debe hacer es respetarse a uno mismo, y puedes estar procrastinando toda la vida hacerte respetar
Eso es exactamente lo que hice cuando me pasó algo en la universidad…
Cómo hacerse respetar
Hace tiempo cursé una asignatura de psicología social en la universidad donde me pasó algo curioso.
El último de los 4 trabajos que había que entregar lo suspendí.
Era individual, a diferencia de todos los anteriores, que fueron en grupo.
La nota media de todo el grado la tengo por encima del 8, por lo que suspender un trabajo fue un shock para mí.
Sobretodo porque eso significaba tener que repetir la asignatura al año siguiente (y volver a pagar, claro), ya que ese trabajo contaba el 70% de la nota…
Como valía tanto aquel trabajo me lo curré especialmente, pero aún y así suspendí.
Me enfadé, pero no conmigo mismo sino con la profesora que había corregido el trabajo.
Me enfadé muy mucho.
Me enfadé tanto que al final me puse triste y estuve a punto de ni siquiera reclamar que revisara el trabajo, aceptando así que tenía que repetir la asignatura.
Eso habría sido un error, ya que como Gorka no me estaría respetando a mí mismo.
También pensé en enviarle un mensaje con toda esa rabia reclamándole que me subiera la nota, y es que tenía sólo 48 horas para hacerlo.
Tenía la sensación de que esa mujer era misándrica por varios motivos: aprobó a mis 4 compañeras de grupo con buena nota, escribía en femenino en el foro del aula aunque hubiera también hombres y nos hacía leer un contenido cargado de ideología.
Ya me entiendes, pero eso es otra historia.
Lo que hice fue esperar 24 horas a que se me pasara el enfado para redactar un mensaje con argumentos, coherente y asertivo.
Lo envié, me subió la nota y al final aprobé.
De esta experiencia saco una importante lección:
Es mejor tomar decisiones importantes con las emociones bajo control.
Cabeza fría en momentos de corazón caliente.
Es un arte difícil, pero no por ello imposible.
Quizá esta reflexión te sirve y la puedes aplicar a tu propia vida.
Pero es que hay más que decir al respecto del tema emocional.
Hablemos de procrastinación de verdad
Es un tema de moda donde los haya.
Yo procrastino, tú procrastinas…
Posponer.
Retardar.
Como quieras llamarlo.
Procrastinar mola más. Es un palabro atractivo.
Quizá en este momento sabes que tienes que hacer algo importante, pero no lo haces.
Como Gorka poniendo límites, como yo reclamando a la universidad…
Quieres dejar de procrastinar pero decidiste leer este artículo sobre cómo dejar de procrastinar.
Quizá aquí encuentras LA respuesta.
Ahí fuera hay miles de estímulos que buscan eso mismo: captar y mantener tu atención.
La atención es el activo más valioso que existe.
Piensa en la cantidad de dinero que generan Instagram o Tik Tok haciendo a la gente adicta a sus apps.
De ti depende si gran parte del día la pones en las cosas improtantes.
Podemos culpar a las redes sociales, que su potencial adictivo tienen, pero a nivel individual también hay que tomar responsabilidad.
El entrenamiento en atención plena (mindfulness) de hecho apunta en esa dirección.
Esa es la realidad.
Entrenar la atención nunca fue tan imporante como hoy día.
Ahora bien, la pregunta es:
¿Cómo dejar de procrastinar?
Aquí hay mucha tela que cortar, pero para mí hay dos factores importantes.
El primero:
- Tener objetivos vitales claros. Cristalinos.
Como el agua en calma de un lago.
Eso ayuda a tener una dirección en la que enfocarte.
El segundo:
- Visualización negativa
Esto es: echar la vista al futuro e imaginarte un escenario no deseado (una enfermedad) o que todo llega a su fin, la vida de tus seres queridos, la tuya propia, etc.
Es un ejercicio/método de meditación que se trabaja en mindfulness (especialmente en retiros), y que bebe del estoicismo.
Esta visualización no es para hacerla a diario, sino de vez en cuando para encontrar estrategias útiles para afrontar el día a día.
Hay más cosas, pero como nuestra capacidad de atención hoy día es reducida puse estos dos factores.
Quédate con eso, pero si quieres más, suscríbete abajo.