Durante los últimos años he viajado mucho, y por suerte ha sido muy positivo para mi desarrollo y crecimiento como persona.
Una herramienta que descubrí casi por casualidad fue el diario personal. Y digo por casualidad, porque una buena amiga me regaló uno en 2011 y me parecía cosa de adolescentes. Pero poco a poco empezó a gustarme eso de plasmar en papel tus pensamientos, emociones y vivencias.
Desde entonces, allá donde vaya llevo conmigo un diario para escribir a menudo.
Te explico todo esto porque escribir un diario personal es tremendamente beneficioso en muchos sentidos. No lo digo yo, lo dice la ciencia.
Por eso me alegré mucho cuando Irene Rodrigo me contactó para proponerme escribir un artículo sobre este tema en el blog.
Irene es periodista y formadora en comunicación eficaz. Su gran pasión es la comunicación, dentro de ella la escritura, pero sobretodo la lectura.
En su blog, Te Comunicas, ayuda a emprendedores digitales a aumentar su visibilidad a través de la comunicación eficaz en vídeo. También gestiona una comunidad de lectores empedernidos que gira en torno a Léeme, programa de TV online sobre divulgación literaria que ella misma dirige y presenta.
Vamos, que sabe de lo que habla. Sin más, te dejo con ella.
¡Todo tuyo Irene! 🙂
Conócete a ti mismo a través de un diario de viaje: 7 razones fundamentales
Los viajes no sólo consisten en contemplar nuevos paisajes, recorrer ciudades desconocidas y conocer personas de diferentes culturas.
Si quieres, tus viajes pueden ser también oportunidades de conocerte mejor a ti mismo.
Cuando te abandonas a la experiencia de viajar y te dejas llevar por el ritmo de una vida nómada, el viaje deja de ser externo y se convierte en un sorprendente recorrido por tu interior.
Ese viaje interior puede desarrollarse por rutas superficiales…
…o abarcar un territorio más amplio si te atreves a indagar un poquito más en ti mismo.
¿Cómo? Escribiendo un diario de viaje.
Escribí mi primer diario de viaje “serio” al hacer el camino de Santiago en agosto de 2014 con mis mejores amigos.
El segundo diario de viaje lo escribí ese mismo verano durante mi primera aventura en solitario: un viaje en interraíl por Francia y el Benelux.
El tercero y último hasta el momento lo escribí durante mi viaje a la India en julio de 2015, una experiencia alucinante que me llevó a Asia por primera vez.
En los tres casos, escribir un diario de viaje me ha servido para ahondar en las vivencias de mis viajes, reflexionar sobre lo visto y lo vivido y conocerme mejor a mí misma en diversos escenarios.
Por eso hoy quiero presentarte 7 razones fundamentales por las que escribir un diario de viaje es un ejercicio perfecto para conocerte a ti mismo.
Para ello me voy a basar en mi propia experiencia como viajera y escritora de diarios de viaje. Además, también verás fragmentos extraídos de mis propios diarios.
¡Vamos allá!
Escribiendo un diario de viaje…
#1 Puedes desarrollar tus pensamientos y sacar conclusiones profundas
La mayoría de personas pensamos en imágenes. Y las imágenes se caracterizan por su rápido movimiento: son como ráfagas que no paran nunca.
Así que, cuando pensamos, tendemos a pasar rápidamente de una idea a otra.
Este ritmo acelerado no nos permite detenernos en cada pensamiento para reflexionar sobre él y sacarle todo su jugo.
Por eso, escribir es el ejercicio perfecto para bajar el ritmo de tus pensamientos y desarrollarlos en profundidad.
[bctt tweet=»Escribir es el ejercicio perfecto para bajar el ritmo de tus pensamientos y desarrollarlos.»]
Como tu mano no puede ir al mismo ritmo que tu cabeza, la primera obliga a la segunda a aminorar la marcha.
En mis diarios de viaje me he podido permitir un tiempo de reflexión personal en el que poner mis pensamientos sobre el papel, desarrollarlos y extraer de ellos conclusiones que me han servido en el futuro.
– París, 27/08/14
Me está costando un poco adaptarme a esto de estar más sola que la una, y eso que este único día tampoco se diferencia tanto de cualquier otra jornada de mi vida en la que no haya tenido contacto con conocidos. Creo que se debe al hecho de estar sola en un lugar desconocido y grande, y sobre todo saber que esto se repetirá durante 20 días más. Podría definir esta situación como “agorafobia”; es lo que me viene a la mente en primer lugar. También, lo admito, estoy cansada; he dormido unas tres horas en el aeropuerto, otra en el avión y otra en el bus hacia París.
Este fragmento fue escrito el primer día de mi primer viaje en solitario. Probablemente, si no lo hubiera escrito me habría quedado simplemente con el sentimiento de soledad, y me habría sentido mal por tenerlo cuando “debería” estar pasándomelo bien.
Escribiendo, pude descubrir cuáles eran las posibles causas de ese sentimiento. Eso me ayudó a ser más amable conmigo misma y a no culparme por sentirme sola en una experiencia que planeé para ser disfrutada.
Escribiendo un diario de viaje puedes analizar tus sentimientos y descubrir cuál es el camino que sigues (consciente o inconscientemente) para llegar hasta ellos.
#2 Siempre llegas a los sentimientos
La mayoría de entradas de mis diarios de viaje se caracterizan por empezar describiendo lo que he hecho ese día.
¿Y cómo suelen acabar?
Hablando de cómo esas experiencias me han hecho sentir.
Cuando pensamos en lo que hemos hecho en un viaje o cuando se lo contamos a alguien, pocas veces profundizamos tanto como para acabar hablando de cómo nos han hecho sentir esas experiencias.
Pero escribiendo un diario de viaje te concedes el tiempo para pasar de los hechos a los sentimientos.
El lento ritmo que caracteriza a la escritura te permite revivir y asimilar los sentimientos que esas experiencias despertaron en ti, para luego plasmarlos sobre el papel.
– Delhi, 14/07/15
El conductor del ciclorickshaw era un pobre hombre cuya vida entiendo mejor gracias al libro White Tiger; está condenado a malvivir y a ganar dinero para un jefe que, sin duda, le está explotando. Iba sudando e intentando sacarnos del atasco mientras chocaba con otros vehículos. Nosotras viajábamos sentadas cómodamente, viendo cómo niños, adultos y ancianos tiraban y empujaban de carros y carretas y dormían en mitad de la calle, rodeados de suciedad. En algún momento llegué a sentirme cómplice y culpable de todo esto. Al mismo tiempo, reconocía la infinita suerte y la casualidad de haber nacido en un lugar del mundo en el que casi nadie (en comparación) nace y, además, de haberlo hecho en una familia que me ha dado tantas oportunidades.
#3 Te sinceras contigo mismo en un espacio seguro
Incluso con nuestros amigos más íntimos tendemos a esconder nuestros sentimientos más profundos.
Porque de algunos sentimientos nos avergonzamos. Creemos que somos débiles por tenerlos; pensamos que nadie los va a comprender; tenemos miedo de que esos sentimientos nos hagan peores personas.
Cuando viajamos, experimentamos sentimientos que nunca antes habíamos tenido. Las experiencias nuevas provocan sensaciones inéditos.
Hablar de esos sentimientos puede ser difícil incluso después de haber regresado a casa.
Recuerdo que, cuando volví de la India, todavía experimentaba sensaciones a las que ni siquiera podía poner nombre cuando hablaba con los demás sobre mi viaje.
Lo único que me servía para sentirme comprendida era revivir mis recuerdos del viaje, hablar con mi amiga María (con la que viajé) y leer los libros sobre la India que me había comprado allí.
Escribir sobre esos sentimientos en tu diario de viaje es una forma de sincerarte contigo mismo y de aceptar lo que sientes para luego, fortalecido por la experiencia, poder pasar a otra cosa.
– Gernika, 06/08/14
Tomándonos un café me doy cuenta de lo a gusto que estoy, de lo bien que me cae la gente que he conocido aquí y de lo mucho que me gusta este ambiente. Ayer estuve pensando que, a veces, cuando veo que la gente de mi alrededor está a gusto y surge el buen rollo, me siento “mal”, como que me da rabia… ¿quizá porque me siento excluida? No sé. Hoy no tengo esa sensación; al contrario. Siento como si conociera a estas personas desde hace mucho tiempo y como si no quisiera que esto acabase.
#4 Dejas constancia de tus progresos y tus momentos de superación
¿Te han hablado alguna vez de lo importante que es que celebres tus logros?
A lo mejor no. Nos han educado para castigarnos cuando algo nos sale mal, pero no para felicitarnos cuando damos un pasito hacia adelante.
Yo te animo a que celebres tus momentos de superación. Y no hace falta que hagas una fiesta cada vez que te superas; basta con dejar constancia de ello para ser más consciente de tu mejora y sentirte realizado.
Un diario de viaje es una buena manera de registrar tus progresos y tus momentos de superación.
Cuando, en el futuro, leas esos escritos, sabrás cómo llegaste hasta ellos, en qué momento te convertiste en la persona que eres ahora y cómo podrías repetir el proceso para superarte en otros aspectos.
Algo que me resultaba imposible hace poco más de un año era improvisar y dejar la vida al azar.
De hecho, cuando estudiaba arte dramático, la asignatura de improvisación era, para mí, una pesadilla.
No podía no planificar, no pensar en lo que haría en el escenario. No podía confiar en que las cosas saldrían bien aunque yo no estuviera controlándolas.
En mi interraíl en solitario aprendí a soltar y a improvisar. También a descontrolar. Cuando leo las páginas de mi diario me doy cuenta de lo mucho que he avanzado en ese aspecto y de cuáles fueron los momentos que me hicieron ser como hoy soy.
– París, 30/08/14
Como hoy es mi último día en París, me he puesto a pensar en las próximas jornadas. En seguida han surgido dudas y miedos. Tras un rato torturándome con estos asuntos, he recordado una frase de mi primo Nacho: “Eso es un problema del Nacho del futuro”. Si hay algo que estoy aprendiendo en este viaje es a vivir al día, sin planear, dejándome espacio para improvisar. Todos estos días en París han sido una improvisación constante, pues del plan que llevaba al que estoy siguiendo finalmente hay bastante diferencia.
#5 Te reafirmas en tus ideas y admites otras nuevas
Por muy variada que sea nuestra vida cotidiana, al final acabamos teniendo experiencias similares, frecuentando los mismos lugares y hablando con las mismas personas.
Eso hace que no sea necesario que cambiemos de ideas y opiniones, porque las que tenemos nos sirven para manejarnos con comodidad en nuestro día a día.
Pero cuando viajamos contemplamos otras caras del mismo mundo.
[bctt tweet=»Cuando viajamos contemplamos otras caras del mismo mundo.»]
Conocemos a personas distintas y vemos modos de vida contrarios a los nuestros que nos obligan a ampliar la perspectiva.
Volcar esas experiencias en un diario de viaje te ayuda a reafirmarte en algunas ideas, y también a admitir otras diferentes o a enriquecer las que ya tenías.
– Ámsterdam, 11/09/14
Estuvimos hablando de las distintas maneras de vivir la vida que existen. En eso pensé yo ayer, cuando imaginé vidas de parejas y personas que nunca me habría planteado llevar “de mayor”, como por ejemplo ser viajante con hijos. O vivir en una caravana y poder moverme en libertad. Nos programan hasta tal punto para tener una vida corriente (casarse, tener hijos, comprar una casa, conseguir un trabajo estable) que olvidamos que hay millones de maneras de vivir. Todo está escrito incluso antes de que nazcamos, pero podemos darnos cuenta de que esa construcción social existe y buscar nuestra propia manera de estar en el mundo.
#6 Te das cuenta de qué te afecta y cómo te afecta
Ya hemos dicho que, al escribir un diario de viaje, podemos reflexionar más profundamente sobre nuestras experiencias y sentimientos.
Estas reflexiones escritas, pausadas, te ayudan a entender el camino que ha seguido tu mente hasta generar un sentimiento concreto.
De esa manera puedes relacionar causa y efecto y conocerte mejor a ti mismo comprendiendo cómo un hecho puede afectar a tu estado interno.
– Vianden, 2/9/14
Ahora que lo pienso, mi día malo ha estado marcado por haberme enterado de que las clases empiezan el día 15 de septiembre, con lo cual me salto dos días de curso nada más empezar debido a este viaje. Creo que este contacto tan repentino con la realidad cuando llevaba varios días en mi mundo no ha sido demasiado positivo y me ha creado preocupación. También llevo varios días dándole vueltas al tema laboral, pensando en qué narices será de mi vida ahora que tengo casi 25 años.
#7 Registras mantras que guiarán tu vida a partir de ese momento
Todas estas reflexiones y el proceso de autoconocimiento del que te he estado hablando durante todo el artículo son el mayor regalo que he extraído de cada uno de mis viajes.
Más allá de lo que he visto, de las ciudades y pueblecitos que he visitado, de las dificultades y las alegrías del camino… lo que queda en mi vida con mayor presencia es lo mucho que cada experiencia viajera me ha hecho crecer.
Y sé que el crecimiento no habría sido tan notable si no lo hubiera puesto por escrito a tiempo casi real.
En cada uno de mis tres diarios de viaje hasta el momento hay muchas páginas llenas de palabras.
Y, también, en cada uno de ellos hay una o varias frases que resumen el conocimiento adquirido en la ruta.
Mantras que, probablemente, me acompañarán durante muchos años, quizás hasta que otras experiencias los enriquezcan o, ¿quién sabe?, los desmientan.
Los 3 mantras de mis 3 diarios de viaje
Camino de Santiago: “Lo que importa no es la meta, sino el camino”.
Interraíl en solitario: “Dejar de buscar para encontrar”.
Viaje a la India: “Las comodidades son siempre un lujo, y no algo que merezcamos”.
Nada me gustaría más ahora que leer tus comentarios. ¿Has escrito algún diario de viaje? ¿Cómo te ha ayudado a conocerte mejor a ti mismo? Cuéntanos.
PD: Si quieres conocer mi trabajo a fondo en Te Comunicas, puedes echarle un vistazo a mi servicios de Copywriting, redacción y corrección de textos.