Te compraste ese reloj que tanto te gusta y lo empezaste a llevar cada día. Quizá fue la camisa de aquella tienda que te llamó la atención y no pudiste resistirte. Unos zapatos, unos pantalones, un iPhone…
Con el tiempo dejaste de utilizar esos objetos que compraste porque ya no eran la moda, los jubilaste y cambiaste por otros o no te resultaban útiles y acabaron en algún mueble llenos de polvo.
Lo gracioso es que pasaste gran parte de tu tiempo trabajando para comprarlos.
¿Te resulta familiar?
A mi me ha pasado… demasiadas veces. En mi habitación aún tengo probablemente decenas de objetos totalmente inútiles, no vendría mal una buena limpieza a fondo.
¿Qué recuerdos guardas con más cariño, la experiencia de tus últimas vacaciones o del último objeto que compraste?
Apuesto a que tus vacaciones son (o al menos deberían ser) memorables.
Pero sigues comprando de forma compulsiva de vez en cuando, cuando no bastante a menudo.
A veces pienso en los mejores recuerdos que tengo en mi mente y no son precisamente de cosas tangibles (que se pueden tocar), si no de experiencias que he vivido, tanto positivas como negativas.
Sí, negativas también, por que me enseñaron valiosas lecciones y ahora son anécdotas que contar.
Hazte la siguiente pregunta:
¿Cómo te ves a ti mismo dentro de 5-10 años?
Si nunca te lo has planteado, te aconsejo que lo hagas.
Busca un lugar tranquilo y escribe en una hoja todo lo que se te ocurra. Sí, todo. Sé sincero contigo mismo.
[bctt tweet=»¿Cuando seas mayor qué valorarás más, las experiencias que has vivido o tus posesiones materiales?»]
Si en 20 años quieres realmente vivir en una mansión y tener el coche más caro del mercado escríbelo, pero que sea de corazón.
¿Quieres saber qué dice la ciencia al respecto?
La verdad del asunto es que los bienes materiales nos producen satisfacción al comprarlos, pero al cabo de unos días perdemos totalmente ese poder gratificante, el llamado «efecto adaptación».
¿Por qué?
Puede hasta sonar contradictorio, ya que un bien material lo puedes ver y tocar, no así las experiencias que vivimos.
La ciencia lleva mucho tiempo llevando a cabo investigaciones sobre psicología social y comportamiento.
En este artículo puedes ver las conclusiones de una investigación que se realizó en varias universidades de Estados Unidos. Si tienes problemas con el inglés?, lee este otro artículo.
Esa investigación y otras anteriores sirven para sacar las siguientes conclusiones:
- Invertir dinero en una experiencia te aporta más felicidad ANTES de vivirla: Algunos ejemplos son actividades como esquiar o ir a un concierto de ese grupo que te gusta. Si emociona pensarlo, imagínate hacerlo.
- Comprar objetos te estresa más: Haciendo comparaciones antes de tomar la decisión, pero también después, provocándote insatisfacción si tienes la sensación de que te han estafado. Piensa en tu última TV.
- El tiempo hace mejorar las experiencias, pero no los objetos: Cada experiencia es única y personal, así que son difíciles de comparar. Por tanto, con el tiempo cobran un alto valor emocional y sentimental. En cambio, los objetos pierden valor con el paso de los años.
- Las experiencias son sociales: las personas somos seres sociales, necesitamos interactuar con los demás y vivir experiencias te da esa ventaja, por tanto disfrutas y te diviertes más.
- Tus experiencias forman parte de tu identidad: Las vivencias acumuladas a lo largo de tu vida tienen un significado y te definen como persona, no así tus posesiones.
Como ves no es que lo diga yo, lo dice la ciencia con éste y otros muchos estudios.
Como decía Nietzsche, «quien poco posee, tanto menos es poseído».
A pesar de que el objetivo último del ser humano es ser feliz, la gran mayoría de personas se empeñan en continuar comprando bienes materiales de forma compulsiva.
Tener o ser, ésa es la cuestión.
Y tú, ¿cuántas cosas necesitas realmente para vivir?
Cuando estaba a punto de marcharme para mi primer viaje largo, me pregunté qué iba a necesitar para mi día a día.
Sorprendentemente, menos del 10% de mis bienes materiales acabaron en mi mochila y hoy en día me he deshecho de bastantes objetos que me llevé.
No los necesitaba tanto como creía.
Estoy seguro que nunca o casi nunca te lo has preguntado. Yo me lo planteé por primera vez al tener que hacer mi mochila, y te aseguro que no me arrepiento ni un momento de lo que no me llevé.
Vivimos en una sociedad materialista en la que se nos incentiva a comprar cosas que no necesitamos.
https://www.youtube.com/watch?v=gqu9AxytAD0
Desgraciadamente es muy fácil caer en las redes del consumismo material, pero, ¿y salir?
Podrías empezar por hacer una lista de todos los bienes materiales que tienes. Como deben ser muchísimos, puedes empezar por la ropa, pero hazlo. Divídelos en categorías:
- Prescindibles
- Recuerdos con valor sentimental
- Imprescindibles
Si los prescindibles son mayoría, es hora de hacer limpieza, ¿no crees? Es bastante posible que así sea, por lo menos en mi caso y en el de la mayoría de personas es así.
¿Qué se puede hacer con los objetos/cosas que ya no vas a utilizar más, por lo tanto prescindibles?
- Venderlos por internet: ebay, wallapop o vibbo (antigua segundamano).
- Darlos a la caridad o a quien lo necesite, seguro que cerca de donde vives hay alguien que lo necesita más que tú u organizaciones que saben a quién destinarlos.
- Tirarlos a la basura o quemarlos, cuidado con la 2ª opción.
En cuanto a las cosas que tengan un alto valor sentimental suelen estar ligadas a un recuerdo: una experiencia positiva o a una persona especial.
La decisión es tuya y sólo tuya. Si realmente las vas a valorar toda tu vida, consérvalas, pero no te engañes a ti mismo con esto y sé realista.
Por ejemplo, yo saqué fotos de algunas cosas de las que quería deshacerme y que ocupaban un espacio excesivo.
Verás como tu casa y/o tu habitación estarán mucho más limpias y ordenadas.
Cada persona es distinta, así que te ti depende cuántas de las posesiones que tengas te resulten imprescindibles, pero te aseguro que después de este ejercicio valorarás más las cosas que tienes.
Conclusión: vive experiencias y sé minimalista, my friend
Como habrás podido deducir, las investigaciones que ha hecho la ciencia al respecto van poco a poco demostrándolo:
[bctt tweet=»Invertir tu dinero en experiencias es sinónimo de invertir en tu vida y tu felicidad»]
Claro que también hay experiencias y pequeñas acciones que puedes hacer, que aumentan tu felicidad o al menos te suben el estado de ánimo y son gratis, o cuestan muy poco dinero:
- Salir de excursión/trekking cerca de tu casa por senderos de montaña y/o en plena naturaleza.
- Tomarte una cerveza o un café en buena compañía
- Cantar, tocar la guitarra o algún otro instrumento musical
- Dar un paseo en bicicleta, salir a correr o practicar deporte al aire libre
- Abrazar por más de 20 segundos a un ser querido
- Ver el amanecer/atardecer un día cualquiera
- Conocer otras personas
Por otra parte, si ya has hecho una lista o tienes claro las cosas que necesitas realmente para vivir y te has deshecho de las que no necesitas, estás en el camino hacia el minimalismo.
Es probable que hayas visto este concepto ligado al arte o diseño, pero se puede aplicar también a tu vida.
Ser minimalista consiste en ser consciente de lo realmente importante y eliminar lo demás.
El escritor Julio Cortázar dijo, en un extracto utilizado en un famoso anuncio en España:
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido.
No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo.
Te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca.
Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj.
Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, la tendencia de comparar tu reloj con los demás.
No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
¿Estás de acuerdo?
Hay muchos motivos para defender el minimalismo sobre el materialismo:
- Tener más espacio
- Desligarte de objetos sin valor
- Ser más flexible y libre para vivir experiencias como viajar
Hace un tiempo se hizo viral un curioso reto sobre minimalismo extremo, en el que se lleva a cabo un experimento (que tengo pendiente hacer) de vivir 1 año con 100 cosas, con el objetivo de tener la libertad de mudarse o viajar a cualquier lugar en cualquier momento.
Si quieres saber más sobre el experimento, lee este fantástico artículo de Lucía y Mati, de Superhábitos, donde explican paso a paso cómo simplificaron su inventario de bienes materiales hasta reducirlo a la mínima expresión:
También te recomiendo ver esta magnífica conferencia de «The Minimalists» (en inglés):
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Y tú, ¿prefieres ser o tener? ¿Tienes alguna experiencia propia en particular? ¡Cuéntamelo abajo en los comentarios!
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Fotografía original: Jonathan Leung