Este es un artículo invitado de Diana Rebollar, de Potencial Disruptivo.
A partir de la adolescencia la imagen que tenías de tus padres cambió.
Pasaron de ser unos dioses que todo lo saben y todo lo resuelven, a ser personas de carne y hueso que comenten errores.
Es en la adolescencia cuando empiezas a tomar decisiones por ti mismo.
Algunas de las cuales es posible que no apoyasen tus progenitores, por lo que comienzan las discusiones.
Los padres, con la mejor de las intenciones, quieren imponer a los hijos su forma de ver el mundo.
Algo que en la niñez hacían de manera educativa y sin recibir críticas, a partir de la adolescencia puede convertirse en un campo de batalla.
Y es que el hecho de que sus intenciones sean las mejores, no quiere decir que estén haciendo lo correcto, y mucho menos, que lo estén haciendo del modo más adecuado.
El principal problema de este hecho es que no siempre es temporal.
Algunos padres siguen queriendo guiar los pasos de sus hijos aunque estos tengan 35 años, trabajo, pareja, casa e hijos.
Veamos qué provoca este comportamiento, y qué puedes hacer al respecto.
El motivo por el que tus padres no te entienden
Tus padres no te entienden por la sencilla razón de que el mundo en que vivieron ellos no es el mismo que en el que vives tú.
Esta idea no es del todo exacta, ya que sí vivís en el mismo mundo, y a día de hoy, en la misma época.
Sin embargo, se trata de un argumento poderoso que si logras interiorizarlo puede ser tu gran aliado.
Cuando te enzarzas en discusiones, más o menos acaloradas, puede que te hayas dado cuenta de que se te hace difícil razonar y mantener la calma, algo imprescindible si quieres guardar las formas.
En estos casos, lo más útil es tener un argumento sencillo que tu mente pueda procesar sin esfuerzo en ese estado de estrés.
Este argumento debe llevar incorporada una información que te permita entender el punto de vista del otro, en este caso de tus padres, para desde ahí poder comunicarte de manera efectiva con ellos.
Ten en cuenta que:
- El contexto que ellos vivieron en su juventud es distinto al actual.
- No tiene sentido que te eduquen para vivir en un mundo que ya no existe.
- Tus padres cuentan con unas experiencias vitales muy diferentes a las tuyas. Quizás ellos se casaron con 25 años o tuvieron su primer hijo jóvenes.
- El mundo cambia cada vez más deprisa y cuanto más antigua es una generación, más difícil le resulta adaptarse.
- Tú no eres ellos.
Todo esto hace que pese a vivir en el mismo mundo, en la misma época, e incluso en la misma ciudad, las gafas con que filtráis la realidad, sean diferentes.
Ponte en el lugar de tus padres
Para conseguir mejorar la relación con tus padres y hacerles respetar tus decisiones, vas a tener que fortalecer tus recursos internos.
En concreto, tendrás que trabajar tu empatía.
Comprender cómo se sienten y qué les lleva a actuar de una determinada manera será fundamental para conseguir que tu mensaje les llegue.
Voy a contarte qué 3 aspectos clave deberás tener en cuenta para comprender su postura:
Creencias
Como decía antes, el mundo en que crecieron y fueron educados tus padres ya no existe.
Sin embargo, esas experiencias y aprendizajes adquiridos a una edad temprana dejan mella en las personas.
En este punto, es importante entender que:
- Las creencias que tus padres tienen grabadas a fuego no tienen por qué coincidir con las tuyas.
- Puede que no sean conscientes ni de que las tienen.
- Identificar creencias tanto ajenas como propias no es tarea fácil.
De manera que puedes resumir este punto en ser consciente de que tus padres tienen un software muy diferente al tuyo.
En mi caso, tengo que lidiar con que mi padre a los 25 años, estaba casado y tenía 2 hijos.
Digo lidiar, porque es evidente que eso le llevó a vivir su veintena de una manera extremadamente diferente a como estoy viviendo yo la mía.
Tener la responsabilidad de sacar a tu familia adelante siendo tan joven le ha hecho desarrollar unas creencias y una forma de vivir acorde a su situación.
Si cada vez que hablo con ellos tengo en cuenta su contexto, será más fácil la comunicación.
Expectativas
Pocas cosas hacen tanto daño a las personas como las expectativas.
¿Quién no se ha hecho ilusiones con una persona, una fiesta o una película y ha acabado decepcionado?
Lo malo no es que todos hayamos levantado la mano ante la pregunta anterior, sino que es muy posible que nos siga pasando a lo largo de nuestra vida.
¿Cómo no iban a crear expectativas tus padres sobre ti?
Es casi inevitable, y si el día de mañana decides tener hijos, posiblemente también tengas expectativas sobre lo que quieres para ellos.
La mejor forma de lidiar con las expectativas es desapegándote del resultado.
Por ejemplo, yo quiero que mi hijo sea astronauta, pero no si no lo es no pasa nada.
Cuando tus padres no hacen este ejercicio de desapego y de entender que ya eres adulto y debes tomar tus propias decisiones, la situación puede llegar al límite.
Ser consciente de estos 2 puntos te ayudará a controlar la situación:
- Muchas de sus expectativas están basadas en todo aquello que ellos no pudieron hacer. Si por ejemplo, ellos no pudieron ir a la universidad, querrán que tú vayas. Si ellos no pudieron ir al conservatorio, querrán que tú lo hagas.
- Poner tus expectativas en otra persona, y pretender que esta las cumpla, es un acto egoísta que cuesta domar. Sin embargo, recuerda que éstas suelen tener una carga emocional importante, y que la persona más débil, en este sentido, siempre es la que las crea.
En el caso de mis padres, tenían las expectativas puestas en que fuésemos a la universidad.
Era algo que ellos no habían hecho y querían que lo hiciesen sus hijos.
Sin embargo, mis hermanos no fueron a la universidad. Se pusieron a trabajar a los 18 años.
Finalmente, aparecí yo para superar cumplir sus expectativas 🙂
Protección
Tus padres quieren que seas feliz, y entienden que el hecho de que estés a salvo es un paso previo a la felicidad.
Por eso, si les dices que quieres dejar un trabajo fijo para emprender online, lo más seguro es que no les haga ninguna gracia.
Para ellos un trabajo fijo es algo seguro, mientras que lanzarte a emprender está lleno de riesgos.
Algo parecido ocurre si les dices que te vas a viajar solo de mochilero a Sudamérica.
Te dirán que es peligroso, y el argumento de que, si te quedas en casa ésta también se te puede caer encima, no les hará cambiar de opinión.
Que los padres quieran proteger a sus hijos es algo instintivo. Lo están haciendo lo mejor que saben, aunque esto no quiere decir que estén haciendo lo mejor para ti.
Soy partidaria de que se puede aprender directamente de los errores ajenos, sin necesidad de cometerlos uno mismo. Pero sólo cuando es uno mismo quien decide que así sea.
Es muy común en los padres querer evitar a toda costa que comentas errores que ellos cometieron.
Si por ejemplo, tus padres crearon un negocio y éste les arruino, es posible que hagan todo lo posible para que tú no emprendas.
Mientas que si les ha ido muy bien trabajando por cuenta ajena, querrán que tú hagas lo mismo.
Tus padres no hacen todo esto para fastidiarte, sino que quieren que seas feliz.
Sin embargo, la intención no siempre es lo más importante.
Si se están equivocando con respecto a tu felicidad es necesario que se lo hagas saber.
Haz que tus padres se pongan en tu lugar
Una vez que ya has trabajado tus recursos internos y has sido capaz de entender el contexto desde el que te hablan tus padres, es momento de dar un paso más allá.
Toca hacerles ver tu punto de vista y lograr que se pongan en tu lugar.
Para ello, voy a darte 3 pautas que te ayudarán a conseguir que tus padres respeten tus decisiones.
Enséñales el nuevo mundo
Ir donde tus padres y decirles, sin anestesia, que quieres crear un negocio online para viajar el mundo y convertirte en nómada digital, no es una idea brillante.
Tú puedes estar muy familiarizado con ciertos términos y seguir la pista a algunos nómadas digitales que ya han conseguido lo que tú persigues, pero recuerda que:
- A tus padres todo esto les sonará a chino.
- No pueden ubicar toda esa información dentro de sus mapas mentales.
- Necesitan crear mapas nuevos.
Por eso conviene que comiences hablando con ellos sobre cómo está cambiando el mundo.
Háblales de todos los trabajos que van a dejar de existir en los próximos años y de las nuevas profesiones que se crearán.
Explícales cómo cada vez más gente puede trabajar desde casa, o desde cualquier lugar del mundo gracias a internet, etc.
Todo esto hará que poco a poco vayan creando nuevos mapas mentales.
Esto les ayudará a entender cómo es el mundo actual, la velocidad a la que cambia y los problemas que puede acarrear el quedarse obsoleto.
Explícales qué te hace feliz
Conforme vayan interiorizando el punto anterior, comienza a hablarles de lo que te gustaría hacer en el futuro.
Cuéntales con qué disfrutas y cómo puedes ayudar a otras personas a través de ello.
En caso de que quieras viajar solo, detállales los beneficios que ello supondrá para ti. Aprender idiomas, ganar confianza, ser capaz de apañártelas por ti mismo, etc.
Se trata de que no les sueltes lo que quieres hacer y ya está. Sino que profundices y encuentres la manera de, teniendo en cuenta la primera parte del post, hacerles llegar tu mensaje.
Muéstrales el cómo
No importa la edad que tengas. Tus padres van a seguir considerándote un niño, excepto cuando les conviene decir lo contrario 🙂
Por eso, es importante que les demuestres cómo vas a conseguir hacer aquello que te has propuesto.
Si quieres irte unos meses a viajar por Asia, vas a tener que ahorrar dinero.
De manera que si ellos ven que te pones a currar para conseguirlo, empezarán a tomarte en serio.
Lo mismo ocurre si quieres montar un negocio online. No es lo mismo que ellos te vean todo el día haciendo el vago, a que vean que madrugas y pasas horas concentrado frente al ordenador y con una libreta al lado.
Explícales el cómo, o mejor aún, muéstraselo.
Conclusiones
No quiero acabar el post sin darte antes un último consejo. Es importante que antes de aplicar todo lo que te he contado, dediques un tiempo a conocerte a ti mismo.
Trata de ir siempre de adentro hacia fuera. Trata de dar antes de recibir.
Los pasos serían los siguientes:
- Conócete a ti mismo.
- Ponte en el lugar de tus padres.
- Haz que tus padres se pongan en tu lugar.
Reconozco que no es algo que se consiga de la noche a la mañana. Pero merece la pena que también los hijos hagamos un esfuerzo por estrechar lazos y mostrar a nuestros viejos que existen otras formas de vivir y ganarse la vida.
Un fuerte abrazo a todos y en especial a Edu por abrirme las puertas de su casa 🙂