Muchas veces recibo emails de personas que me preguntan cómo di mis primeros pasos para hacer lo que hago.
Siempre contesto lo mismo: largándome a estudiar en Alemania a pesar de mi timidez.
Aquel viaje no fue un punto de inflexión porque sí, si no que las nuevas situaciones a las que me enfrentaba hicieron que saliera de mi zona de comodidad cada día.
De esa forma, con todo tipo de estímulos nuevos, es imposible no crecer como persona.
Como yo ya te conté suficiente y hay testimonios mucho más recientes que el mío (estuve en Alemania en el año 2011-12), invité a Jesús Luque, autor del blog Libres Viajeros, para que te cuente su experiencia personal.
Aquí tienes la historia de este ingeniero industrial que decidió dar un paso adelante yéndose a Brasil de intercambio, a pesar de que no conocía a nadie ni sabía hablar portugués.
¡Adelante Jesús! 🙂
Cada día aprendemos algo nuevo, todo lo que vives y sufres, cada granito de arena, forma parte de quien eres realmente en este preciso momento.
Aún recuerdo la primera vez que me fui un mes a Inglaterra a aprender inglés.
No es fácil salir con 13 años de tu casa e ir a un país que no conoces de nada. Sinceramente, tenía algo de miedo, pero al mismo tiempo, me sentía bastante ilusionado.
¿Era un nuevo reto, no?
Llegar y adaptarte a una familia desconocida, con otra cultura y un idioma el cual todavía no dominas mucho (por no decir nada).
Y poco a poco, ver cómo vas superando todos los obstáculos de la mejor manera posible.
Aunque solo fuera un mes, al volver, tenía la sensación de haberme convertido en otra persona, de que el hecho de haber vivido cosas nuevas me hubiese transformado por completo.
Fue entonces cuando empezó a gustarme eso de estar fuera. Más que un cursillo de inglés, era la mejor forma de disfrutar, y al mismo tiempo, madurar como persona y desarrollar esa capacidad de resolver todos tus problemas por ti mismo.
De hecho, lo repetí varias veces.
7 años más tarde, se me dio la oportunidad de pasar 6 meses en Brasil.
Aunque era algo mayor, todo era peor. No conocía absolutamente a nadie, y el idioma no es que lo dominara un poco, ¡es que no tenía ni idea!
Pero… ¿Qué es lo peor que podía ocurrirme?
Soy un chico igual que tú, tímido y con los miedos que cualquier persona puede tener.
Quería resetear, conocer mundo. Y eso estaba por encima de todo.
¿Qué pasó entonces?
Tras volver a España, he sentido exactamente esa energía, ese cambio, pero a lo grande.
Hoy, gracias a Edu, voy a poder contarte los diferentes puntos clave de desarrollo personal que viví al salir de mi zona de confort (y que han hecho convertirme en quién soy) que podrían ayudarte a ti también.
Y es que viajar solo es una de las mejores formas para vencer tus miedos, superar barreras mentales y reinventarte. Te animas a seguir leyendo, ¿no?
1.- Querer cambiar
El primer escalón de todos es tomar la decisión de querer hacer un cambio en tu vida.
Empiezas a darte cuenta de que los días pasan y te vas cansando de la rutina.
Así me sentía yo en Sevilla, tras un segundo año devastador de Ingeniería Industrial. Aquel año no tuve más remedio que pasarlo encerrado estudiando.
Deseaba que pasase la semana, que llegase el ansiado viernes para poder tener un poquito más de libertad, cansado de siempre lo mismo.
Me levantaba a las 8, parabas a las 2 para comer, vuelta a lo mismo hasta que cenabas y te acostabas.
Así, uno y otro día. ¿Te suena?
Y es que cuando te encuentras en tu zona de confort tanto tiempo, al no exponerte a nuevos retos o experiencias tu crecimiento personal se acaba estancando. Además, tu creatividad va muriendo poco a poco y al final te acaba llevando la marea siendo uno más entre el rebaño.
¿No te das cuenta?
- Estudias una carrera porque es la “única forma” de encontrar trabajo. En mi caso, con 18 años y sin ninguna idea de lo que quería ser en un futuro, eso era lo que debía hacer ya que no conocía otras opciones.
- Terminas tu grado, y ahora necesitas un máster porque te das cuenta de que no era tan fácil encontrar trabajo, o el que puedes tener, apenas te pagan.
- Una vez que consigues el empleo, te esclavizas a él durante toda tu vida, pagas una hipoteca, te casas y tienes tres hijos fantásticos.
- Pasas todos los días esperando que llegue el fin de semana, el verano o tu jubilación para poder disfrutar de todo lo que has trabajado.
¿Es realmente lo que nos espera?
Cuando eres joven tienes todo el tiempo del mundo para hacer lo que quieres, en cambio, no tienes mucha pasta.
En cambio, cuando eres algo mayor, tienes el dinero pero no el tiempo.
¿Curioso, verdad?
Pues sí, qué quieres que te diga, me di cuenta de que no quería seguir este camino preestablecido por la sociedad.
Con esto no te estoy diciendo que cojas una mochila y te vayas por ahí a la aventura.
Pero sí que te des cuenta de cómo estás viviendo.
Que despierte a la personita que hay dentro de ti y reflexiones:
¿Lo que estás haciendo realmente te hace feliz?
¿Sabes hacia dónde estás dirigiendo tu vida?
¿Conoces el por qué o el motivo de todo lo que vas a hacer durante el día de hoy?
En mi caso, todo indicaba que no. Sinceramente, me había comido la rutina.
De modo que lo tuve claro. Quería probar experiencias, disfrutar de un nuevo comienzo.
Tuve la suerte de que en ese momento mi hermano estaba de Erasmus en Bulgaria. Hablé con él y lo primero que me dijo fue: vete, no pongas excusas.
Tras haber disfrutado tantísimo, fue el que me convenció para pedir una beca y poder pasar el año siguiente fuera.
2.- Dar el paso
Este quizás sea el más difícil.
De nada sirve querer hacerlo, crearte tu película, si después acabas volviendo al punto en el que comenzaste.
Hasta que no tomes iniciativa y des un paso hacia adelante, no conseguirás librarte de ser un esclavo.
El miedo, la comodidad, lo desconocido: ¡Hay que ver que no dejas nunca de ponerte escusas!
- Soy muy tímido, no sé si voy a conseguir relacionarme. Además, por si fuera poco, me da miedo viajar solo.
- Si en realidad aquí en mi casa lo tengo todo. ¿Por qué cambiar ahora?
- ¿Y si todo me sale mal? Porque con la mala suerte que tengo siempre…
- Es que no sé cómo voy a pagármelo… ¿Aún no sabes que puedes viajar con muy poco presupuesto?
Pero, ¿sabes qué?
¡Es lo más normal del mundo!
Al fin y al cabo, todas las cosas que haces por primera vez generan miedo, ansiedad, inseguridad… Esa sensación de no saber qué va a deparar ese camino a lo desconocido.
Recuerdo la semana anterior a irme a Brasil. Tenía miedo, se me pasaron por la mente mil cosas. Entre ellas, creer que se me había ido la cabeza…
¿En qué momento había decidido irme solo a Brasil?
A la hora de la verdad, asusta, y mucho.
Iba a realizar un viaje al otro lado del mundo, sin saber hablar portugués y sin conocer absolutamente a nadie.
Pero era lo que realmente quería, ¿no?
Salir ahí fuera, resetear, comenzar de nuevo, caminar más lento en esta sociedad acelerada y consumista, pero sobre todo, conocer el mundo.
3.- Vencer tus miedos
Segunda semana allí (no tenía ni papa de portugués).
Llego a clase y me tengo que enfrentar a mi primera exposición oral.
He de decirte que hablar en público era uno de mis mayores miedos, imagínate en otro idioma que ni sabes todavía…
Muchos amigos me comentaron que pidiera hacerla en español, que era lo normal en los chicos Erasmus que habían llegado anteriormente, pero…
¿Qué podía perder?
¡Ya que estamos aquí, nos la jugamos! 🙂
Me preparé un texto con lo que tenía que decir exactamente y me lo aprendí de memoria, ya que mi capacidad de improvisación era nula.
Leí y escuché mi parte hasta que más o menos se me quedara en la cabeza, y no tuve más cojones que salir delante de la clase y exponerlo.
¿Sabes qué?
Lo hice fatal, mi pronunciación era pésima y mis nervios estaban por las nubes.
Pero yo salí de allí orgulloso de mí mismo. Lo que acababa de hacer no tenía nombre.
¿Qué es lo que quiero enseñarte con esto?
No tengas miedo a cometer errores.
Hoy en día, desde pequeños nos enseñan que el error es lo peor que uno puede hacer (en la escuela, universidad…), nos castigan cada mínimo fallo que cometemos y nos crean un miedo a quedar en ridículo ante los demás.
Cuando realmente, no es así. Cada error es una oportunidad de aprendizaje.
“Un experto es aquel que ha cometido todos los errores que se pueden hacer dentro de un pequeño campo”. Niels Bohr, físico danés.
Por lo tanto, sé proactivo, sentado sin moverte no vas a conseguir nada.
Estés en Perú, en Rusia, en el sofá de tu casa o en Brasil, muévete, aporta valor y abónate al espabilismo.
Pero siempre sin olvidar quién eres.
4.- Conocerte a ti mismo
Una de las cosas a las que te vas a enfrentar cuando viajas solo es que vas a pasar muchas horas sin nadie a tu lado (esperas, transportes, en tu propia casa, etc.)
Si te soy sincero, he pasado de evitar comer solo en un bar, por ejemplo, a disfrutar haciéndolo.
Al fin y al cabo, eres la persona con quien vas a pasar más tiempo en esta vida.
¿Por qué no empiezas a disfrutar de ti?
Además… ¡Qué mejor oportunidad para conocerte a ti mismo!
Date el lujo de interiorizar, de descubrir quién es la personita que está dentro de ti, saber qué es lo que te llena de verdad y ver qué quieres hacer con tu vida.
Por si fuera poco, tendrás la oportunidad de compartir ideas con personas totalmente opuestas a ti, realizar actividades que nunca antes habías hecho.
Por ejemplo, cocinarás comida nueva o… ¿Y si tu gran pasión es tocar el ukelele y aún no lo sabes?
¡Déjate llevar por tu imaginación!
En mi caso, a través de un pequeño diario de viaje, iba plasmando mis experiencias, reflexiones y sentimientos en cada momento. Si te soy sincero, ahora cuando lo leo, doy alguna que otra carcajada con lo asustado que estaba los primeros días 🙂
Te das cuenta de que siempre nuestra mente se pone en el peor de los casos, creemos que todo lo malo nos va a pasar a nosotros.
Pero una vez que todo ocurre, piensas que tampoco era para tanto, y gusta ver reflejado el cómo te sentiste esos días cuando no sabías donde meterte.
Además, también me han servido de ideas para nuevos posts en mi blog.
5.- Desarrollar tu creatividad y tu capacidad de reacción
Largarme solo a 10.000 kilómetros de casa me ha hecho enfrentarme a situaciones nuevas y vivir experiencias que antes no conocía.
Durante las tres primeras semanas que mi portugués era nulo, tuve que comunicarme a través de gestos y con un poco de español. Si no, la llevaba clara (cosas tan simples como donde está la escoba, o cualquier sartén).
También no tener a tu madre, familia o amigos ha influenciado en mi manera de responder ante las diferentes situaciones que van surgiendo en mi vida. El hecho de buscar la respuesta a todos los problemas tú solito te hace madurar por completo.
Y es que, por muy negro que lo veas, en el momento que empiezas a tomar acción vas descubriendo el camino hacia todas las soluciones posibles.
Al fin y al cabo, estas pequeñas experiencias son las que acaban haciéndote crecer como persona.
Todavía se me ponen los pelos de punta cuando recuerdo el momento que estaba subiendo por una favela en Río de Janeiro. Tu adrenalina se disparaba en cuestión de segundos.
Aunque lo mejor de todo, es la reflexión post viaje.
Piensas todas las pequeñas cosas por las que te quejabas antes, por ejemplo, ese momento en el que maldecías a tu madre o a la mala suerte, porque te habías metido en la ducha y de repente se acaba la bombona y te sale un poco de agua fría.
Es entonces cuando llega la siguiente fase.
6.- Empezar a valorarlo todo
Uno de los momentos más satisfactorios por los que pasas cuando estás de viaje.
Cuando te das cuenta, que vivir en España tampoco está tan mal, que todo por lo que te quejabas antes, ahora te parece ridículo.
Ver situaciones completamente subdesarrolladas o personas que son felices solo con una pelota, te plantean muchas cosas en esta vida.
¿Cuántos días has malgastado cabreado por alguna estupidez?
¿Cuántas veces te has enfadado tontamente y has dejado de hablarle a alguien que quieres?
Y es que somos así de cabezones, el ser humano nunca se conforma con lo que tiene.
Llamémoslo avaricia, inmadurez o estupidez.
7.- Abrir tu mente
Una de las cosas por las que más contento estoy de mi viaje es el haberme integrado por completo en la cultura de allí.
Despertarme y escuchar a mis compañeros de piso tocar la guitarra y cantar música brasileña, aprender un idioma nuevo, salir de fiesta, fazer um churrasco (hacer una barbacoa)…
Vivir día a día como un brasileño más. Eso no tiene precio.
Todo esto no podrías experimentarlo si te quedas para siempre en tu zona de confort.
Viajar es una de las mejores formas para aprender, disfrutar, encontrarte a ti mismo y vivir con intensidad cada día que pasas fuera.
Es una sensación de: «me quedan tantos meses para volver, tengo que aprovechar cada día que pase aquí… ¿Quién sabe si volveré?»
Y es que, a veces, cuando te come la rutina, se te olvida que tu tiempo aquí es limitado.
¿Cuántas veces te has acostado con la sensación de que no has hecho nada importante ese día?
Si es así… ¿A qué estás esperando?
¡Viaja!
Si puedes, hazlo lo más lejos posible. Cuanto más chocante sea la cultura, más enriquecedora será tu experiencia.
¿Por qué no ir a Brasil?
¿Te quedaste con ganas de más? Aquí tienes un regalo
¡Muchas gracias por haber aguantado hasta el final!
Espero que te haya gustado y que te anime a salir un poquito más de tu zona de confort.
No te pongas excusas, hazlo.
Si quieres conocerme más, he preparado una sorpresilla para ti. Te regalo este mini ebook con las ideas que han revolucionado por completo la forma en la que veo el mundo (y pueden que lo hagan contigo también).
Además, te llevarás alguna que otra sorpresilla que tengo guardada 😉